Tributo a la SBIF
Enrique Marshall Director Programa MBMF PUCV, exvicepresidente del Banco Central
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Enrique Marshall
Debo comenzar mencionando, por transparencia, que me correspondió desempeñar el cargo de Superintendente de Bancos hace algunos años. Dicho eso, entro en materia.
La Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) dejará de existir como institución próximamente. La ley ha dispuesto que sus funciones sean asumidas por la Comisión del Mercado Financiero. Muchos manifestamos aprensiones sobre la conveniencia de este movimiento. Sin embargo, el tema fue zanjado y el desafío por delante es que la implementación de esta reforma resulte exitosa.
Creada junto con el Banco Central en 1925, la SBIF puede exhibir una trayectoria con un balance sin duda positivo. Cumplió su misión y se erigió en una institución respetada por moros y cristianos. Fue considerada incluso como un modelo de profesionalismo al interior del sector público.
Son muchos los hitos sobresalientes en su historia institucional. Algo poco conocido es que, recién creada, debió proceder a la liquidación del Banco Español, que había entrado en cesación de pagos. Con pocas herramientas, pero con mucha prudencia y sentido común, la tarea fue cumplida sin infligir daño patrimonial a los depositantes. Ello puso la vara alta desde un comienzo.
En el largo período que va desde su creación hasta 1970, la SBIF desarrolló sus actividades con eficiencia y mantuvo una marcada estabilidad institucional. Los superintendentes eran respetados y permanecían en el cargo por largos años. Además, se sucedían con absoluta normalidad. Prueba de ello es que, en todo ese período, la institución registró solamente siete jefes superiores, lo que implica que la permanencia promedio en el cargo superó los seis años, lo que resulta encomiable.
En el período 1970-82, la institución se vio afectada por cambios bruscos en las políticas económicas y financieras implementadas en el país. Primero en una dirección y luego en la opuesta. Fueron decisiones adoptadas en los niveles superiores del Estado que afectaron inevitablemente el accionar de la institución. Por ello, no resulta fácil emitir un juicio definitivo sobre sus actuaciones y responsabilidades en ese tiempo. La historia económica será la encargada de hacerlo.
En 1983, la banca se vio enfrentada a una severa crisis. Sobre las causas que la originaron, comparto la idea de que las responsabilidades de la SBIF son bastante menores que las sugeridas por algunos analistas. En todo caso, la institución jugó un rol relevante, primero al facilitar la salida de ese episodio y luego al extraer con sabiduría lecciones, promoviendo con coraje una completa reforma a la legislación bancaria que fue considerada un modelo, por lo menos a nivel regional.
El notable desarrollo observado por la banca en las últimas décadas, en un marco de significativa estabilidad, es el resultado de varios factores, pero uno muy importante es el positivo rol jugado por la SBIF. Sólo cabe desearle lo mejor en sus nuevos derroteros.